Es un gran desafío y de mucha importancia también dar con el nombre adecuado de un proyecto como una empresa. En nuestro caso, pensar cómo llamaríamos a nuestro naciente grupo no fue fácil. Pensamos en llamarlo Instituto Pitágoras quizá por mi afición a las matemáticas. Sin embargo, mi idea principal era formar un grupo de educadores que estuviera siempre en la avanzada, al día con los métodos y descubrimientos. También que nuestro grupo fuera el principio de algo diferente, caracterizado por principios e ideales que comuniqué desde el primer día.
Así que pensé en la primera letra del alfabeto, porque ahí se inicia todo y con esta letra se va armando el resto de las frases y las ideas. Propuse el nombre de “Alfa”. Sin embargo, no pudimos porque el nombre ya estaba registrado por un instituto.
Investigué entonces sobre el origen el alfabeto y aprendí que la primera letra del primer alfabeto se llamaba “Aleph” y que originalmente representaba un buey, porque esta palabra comenzaba con el sonido “a”. Y este sonido es el primero que aparece en la especie humana, el más simple y el comienzo de todo.
Así pues, hace 50 años, en el año 1972 nace el Instituto Círculo Aleph que a muy poco tiempo pasó a ser Instituto Internacional Círculo Aleph.
El primer alfabeto formal conocido surgió en Egipto hace 4.000 años y se gestó a partir de los principios alfabéticos de los jeroglíficos egipcios del Sinaí. Los alfabetos griego y latino se inspiraron en este.
Durante los cinco siglos siguientes se difundió hacia el norte, y muchos alfabetos de Occidente provienen de este. El alfabeto fenicio y arameo representaban solo a las consonantes. El alfabeto arameo evolucionó a partir del fenicio en el siglo VII a. C. como el sistema oficial de escritura del Imperio persa, es probablemente el ancestro de prácticamente todos los alfabetos modernos de Asia. Los cuatro alfabetos más representativos descienden del fenicio: el latino, griego, hebreo y árabe.
El alfabeto fenicio se escribía de derecha a izquierda, tenía 22 caracteres, cada uno representando un sonido, y sólo 1 de ellos era una vocal, la A. Parece ser que esta vocal no apareció hasta la época púnica.
A, considerado el sonido más natural de los humanos y que hasta los mudos pueden pronunciar, es probable que deba su representación gráfica al álef fenicio, que significaba “buey”.
Su símbolo pudo comenzar siendo la cabeza de un buey que fue girando con el tiempo.
Luego daría origen a la Alfa griega, de donde saldría la mítica expresión bíblica de “el alfa y el omega”, el principio y el fin.